Dennis A. García
No transmiten pasión, transmiten miedo a miles de familias que se dan cita a ver a sus equipos.
Las barras, que dicen velar por la identidad de su equipo, ensucian el deporte, la convivencia en las tribunas y por eso deben ser expulsadas de los estadios para que no vuelva a suceder otro 5 de marzo.
El presidente ejecutivo de la liga MX, Mikel Arriola, anunció que habrá sanciones ejemplares y adelantó una: las barras visitantes no van a poder ir a los estadios, lo que me parece mal inicio. Una medida de risa.
Si en verdad quieren un ambiente familiar, no habrá sanción más ejemplar que dejar fuera del futbol a las barras, que desaparezcan porque son los responsables de la violencia en los estadios. No dudo que algunos de sus integrantes pueden tener vínculos con grupos del crimen organizado, lo que agrava más la integridad en los estadios.
Pero además se debe investigar a fondo a todos los equipos y se diga quiénes han alentado a esos grupos financiándolos económicamente. De ser así, esos equipos tienen responsabilidad de la violencia en los estadios generada por estos grupos.
Los videos que circularon en redes sociales de lo ocurrido en el estadio de La Corregidora muestran la barbarie con la que actuaron hasta dejar más de 20 lesionados.
Iban a matar, ese fue el grito que se escucha en uno de los videos. Hay evidencias para identificar, ubicar y detener a los agresores responsables del intento de homicidio y asociación delictuosa para castigar con todo el rigor de la ley.
La sanción debe ser contundente, ejemplar, tanto para los agresores como para los equipos para no ver más violencia desbordada en eventos que deben ser familiares.
Pero la violencia en los estadios no es nueva, las barras confunden la pasión con delinquir y lo que sucedió en Querétaro es consecuencia de no atender de manera oportuna y dejar crecer la bola de nieve hasta ya no poder contenerla.
Estuvieron en peligro las familias. Vimos correr por el campo a madres y padres con sus hijos menores para alejarlos, resguardarlos y evitar ser víctimas de los delincuentes que se apoderaron del partido.
Que no se haga costumbre la violencia en los estadios.
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