Por Adolfo Sánchez
La gestión cultural en el estado de Nayarit ha sido un tema particularmente complicado en su historia reciente. La falta de espacios, la nula formación de públicos, escenarios socioeconómicos adversos y demás factores conocidos han agravado esa complejidad.
Sin embargo, estos dilemas han brindado la posibilidad a los ciudadanos de tomar las riendas de su destino y gestionar sus propios espacios con mucho ahínco.
Destaca el caso de Castillo III, que por tercera ocasión brinda a una audiencia ávida de consumir productos culturales la oportunidad de descubrir su nueva canción favorita; esto es El club de las canciones: Vol. 3.
El 26 de abril, el Ludus Café recibió el trabajo y la inspiración de siete cantautoras y cantautores armados de guitarra, canto y líricas, que llevaron a cerca de 60 asistentes a descubrir micro-universos encerrados en la creatividad de los exponentes.
Dentro de las dinámicas que se han ido desarrollando a lo largo de las ediciones, surgió una nueva: no se puede ser anfitrión de El club de las canciones si no se ha participado en este.
Por tal motivo, Ale Sandoval fue la responsable de llevar a cabo la ya conocida dinámica de sacar un papelito de la tómbola para que la suerte designara el turno de los participantes convocados. Entonces surgió una voz desde el sur.
Desde el municipio de Ixtlán del Río llegó la joven Abril Mar, rompiendo el silencio con un tímido compás de 6/8 y leves tropiezos. Al darse cuenta el público de la incomodidad de la artista, emanó de este un aplauso de ánimos para ayudarle a recuperarse. La táctica del respetable funcionó y Abril nos deleitó con “Espada”, “Veneno” y “Pescadores”. La buena onda percibida en el ambiente fue una verdad manifiesta.
Seguimos adelante, la fiesta comenzó. En la gran tómbola del club, la suerte favoreció con el segundo turno a Velorum, quien aclarando la voz y afinando la guitarra, tocó canciones sobre la penuria de la existencia humana; “Amante”, “Migraña de pecho” y “Siglo XXIII” manifestaron su experiencia sobre el vivir.
En el afán de promover la producción musical independiente, la conductora del evento, Ale Sandoval, anunció el lanzamiento de dos nuevos proyectos: por una parte las actividades del Club Jazz de Nayarit para el 2 de mayo y el estreno del EP “Viaje a Ixtlán” de la agrupación King Gato para el 3 de mayo, acontecimientos de los cuales hablaremos en otra ocasión. El club cumple su cuota de apoyo ciudadano para colegas del gremio.
El tercero en turno fue una participación particularmente especial. Ángel Guzmán fue el primer cantautor de regional mexicano que participa en el club, y mi asombro surgió cuando la mayor parte de la audiencia transformó con su emoción aquel lugar en una especie de palenque de feria. Casi podría asegurar que más de alguno quiso agitar por instinto algún sombrero imaginario. En temas como “La niña más linda”, “Más que eso” y “90 días” se dejó constancia del aire campirano habitante de sus riffs.
El siguiente turno pidió disculpas antes de interpretar sus canciones. Chelastiano Verdaguer previno a la audiencia sobre el uso de conceptos altisonantes en sus líricas y que los más vividos suelen hablar un poco más. Fiel al estilo de T.A.N.G. (la agrupación que lo vio nacer como músico), compartió en sus canciones declaraciones sobre la madurez epifánica y el aprendizaje sobre las pérdidas y ganancias personales. Resulta curioso el cierre de su participación, pues en “Cherito pedorro” narra cómo un galán de la Acayapan le bajó una novia, pero al final, el narrador de la historia le otorga el perdón, a la vez de desear un buen camino a su rival y de paso a todos los presentes.
El gran humor de T.A.N.G. se hizo presente en el espacio y en ese tenor, el club es un lugar que canta en plural.
El quinto turno fue para la cantautora Janeth Ibarra, integrante de la agrupación Rosa Polar, quien compartió canciones carentes de nombre, solicitando a la audiencia sugerencias para bautizarlas.
Destacó de su participación la colaboración con la cantante Stephany Rivas, vocalista de Entre Calles, sobre un tema de la agrupación en la que la exponente en turno participa como guitarrista.
La penúltima participación del line up oficial fue designada a una poderosa voz lírica, la cantautora Shey Aldrete. Armada de ukulele, guitarra y voz, abrió su participación con una composición reciente llamada “La libertad”. Uno de mis temas favoritos de ella lleva por nombre “Árboles”, una canción donde su lírica explora las conexiones invisibles que poseemos todos los que habitamos este plano de la existencia. Es una canción poderosamente inmersiva. Cerró su participación con la canción “Soy”, una especie de declaratoria de identidad propia.
Para finalizar las participaciones programadas, tocó el turno a Peraa, un integrante de la joven agrupación Sat3lites, quien explora en sus temáticas su percepción sobre el amor y los espacios vacíos que deja cuando este se esfuma. Cabe destacar que Peraa es el tercer integrante de la agrupación en el club, dando a entender que al parecer todos los Sat3lites son escribanos de canciones.
El nerviosismo en los participantes y la imponente presencia del público debido a su cercanía fueron notables. Sucesos como los anteriormente descritos fueron una constante en esta edición; lo estrecho del espacio físico evidenció que cantar una canción original puede resultar en un acto público de desnudez del alma.
El tradicional plomazo fue ejecutado nuevamente por Rulo de Mar, dado que el público solicitó su participación, gozando así del título del autor que más ha participado en el club. Si desea saber de qué tratan sus canciones, búsquelo en sus redes sociales o lea las crónicas de las emisiones anteriores del club. Sirve que se entera, estimado lector, de lo que se ha perdido y tal vez de esta manera nos acompañe en la próxima emisión.
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– Janeth Ibarra: @muluckaa
– Shey Aldrete: @sheyaldrete
– Peraa: @peraa.wav