Karina Cancino
El 24 de mayo de 2020, el feminicidio de Diana “N”, una joven universitaria nayarita, conmocionó a la comunidad nayarita que padecía las restricciones sociales por la pandemia de Covid-19, tres años después llega la sentencia de 56 años y 3 meses de prisión para su primo, Víctor Emmanuel “N”.
La Fiscalía General del Estado (FGE) informó que el hombre además de la privación de la libertad, tendrá que pagar una multa de 750 Unidades de Medida y Actualización (UMA) y como reparación del daño, un pago de 230 mil 313 pesos.
La Fiscalía nayarita había solicitado una pena de 75 años de prisión para este joven que incluso, había sido descrito como posible psicópata, con perfil de asesino serial por distintos indicios cómo libretas con descripciones de actos de extrema violencia.
El feminicidio de Diana ocurrió un domingo, en el día 68 del confinamiento sanitario; ella era estudiante del tercer año de Derecho en la Universidad Autónoma de Nayarit y fue encontrada muerta en su domicilio, agredida sexualmente y con 39 heridas en diferentes partes del cuerpo.
El sentenciado tenía acceso al domicilio de su prima porque ayudaba a alimentar a las mascotas, pero fue el teléfono celular de Diana, encontrado en manos de una persona en situación de calle después de su homicidio, una de las pieza clave para la investigación del caso.
Sobre esto, a la par que había un seguimiento tecnológico del aparato, la fiscalía obtuvo una declaración del sentenciado en la que además de querer explicar los rasguños y heridas que tenía en su cuerpo, diciendo que había tenido una riña y que se cortó una mano al partir una manzana, también mencionó que tres personas habían intentado quitarle su teléfono en el parque La Loma de Tepic.
A partir de ello, mediante geolocalización hallaron a una persona en situación de calle que halló tirado el aparato en ese lugar, pero resultó ser el de la agraviada.
Victor Emmanuel, que entonces tenía 24 años, era estudiante de la licenciatura de Seguridad Pública de la Universidad Tecnológica de Nayarit (UT) y tenía instrucción criminalística, conocía del manejo de armas y métodos de investigación criminal.
Evidencias importantes para el caso, fueron libretas que escribió el feminicida, a mano,-sujetas a peritajes grafológicos- en las que se mostraban signos, abreviaturas -como las halladas en la pared de Diana, “SF”-, recetas y datos particulares que revelaban un perfil de psicopatía por el nivel de ira y violencia de los grafismos.
La fiscalía habló del contenido de esos escritos en el que se hacía referencia a prostitución, mujeres embarazadas, lesbianas, brujas y hacía énfasis a la mujer como sujeta de agresiones físicas, odio y violencia.
Además describía instrumentos punzocortantes, y dibujos de figuras humanas en situaciones de violencia física; además de que se incluyeron dos recetas para asesinar, destazar, incluso comer a mujeres.
Tras conocerse la sentencia, la opinión pública vertida principalmente en redes sociales, refiere que por el perfil psicopatológico del feminicida, la sentencia debió ser mayor.