Dennis A. García
Como lo comentamos en este espacio el pasado 4 de abril, el peor escenario para Morena era ganar cuatro de las seis gubernaturas. Y así sucedió, pues se veía difícil que lograra la victoria en los estados de Durango y Aguascalientes.
Vaya consuelo para algunos que celebraron que Morena no se llevara las seis gubernaturas como el dirigente del PRD, Jesús Zambrano que en unas declaraciones vitoreo que no fue caro completo.
Pero, además, ya dejó claro que la oposición piensa ir en coalición (PRI-PAN-PRD) para contender por la presidencia de México para el 2024, un esfuerzo por consolidar algo que no existe.
No imagino quién pueda ser su candidato de unidad en el que el PRI y PAN estén de acuerdo, pero en lo que tendrían que estar pensando es en el próximo año en el que está en juego el Estado de México, una de las entidades clave por los aproximadamente 11 millones de sufragios que representa.
Dejando a un lado las aspiraciones al 24, hay focos rojos que no debemos perder de vista y que es importante mencionarlo: la violencia que se vive en Tamaulipas y Quintana Roo.
Américo Villarreal y María Elena Lezama Espinosa heredarán una violencia imparable que se vive en esas entidades por la disputa que enfrentan las organizaciones del crimen organizado.
Por un lado, Tamaulipas es una ruta fronteriza importante para los cárteles para el trasiego de droga a Estados Unidos, narcomenudeo, tráfico de armas y personas. Sin duda, el estado fronterizo se encuentra hundido en la violencia.
Ahí se encuentran incrustados grupos sanguinarios como lo es el Cártel del Golfo y el Cártel del Noreste que pueden andar en convoyes por las carreteras o en ciudades con total impunidad y a la vista de autoridades policiacas.
Mientras que en Quintana Roo, uno de los sitios turísticos más importantes del país, también se encuentra en terapia intensiva por las pugnas que mantienen organizaciones como Cartel Jalisco Nueva Generación, Cártel de Sinaloa, Zetas Vieja Escuela y Los Talibanes.
Ahí, las ganancias también son importantes para los criminales sobre todo en el pago de piso, trata y tráfico de personas, así como el narcomenudeo.
Será una tarea difícil, no imposible, dejar de estar en los primeros lugares de violencia, por ejemplo, en Tamaulipas, donde los mismos exgobernadores (incluido el todavía gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca) han sido señalados por sus vínculos con los cárteles y las corporaciones policiacas están infiltradas.
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