El envío de remesas, la migración, y las deportaciones, son temas muy ligados a la dinámica económica y social de Nayarit.
Para muchos no es desconocido que desde hace años, un porcentaje importante de la actividad económica estatal se dinamiza con la llegada de los dólares. Por tales razones, la amenaza de deportaciones masivas, después llevada a la práctica por el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, generaron inquietud y preocupación en nuestro país, y Nayarit no fue ajeno a ese escozor.
Ante una eventual expulsión masiva de migrantes, surge el temor fundado de que el flujo de remesas se vea disminuido, lo que afectaría a las miles de familias nayaritas que dependen de estos ingresos.
Imaginen: el último dato sobre el tema emitido por el Banco de México, por medio de su “Reporte sobre las Economías Regionales”, señala que las remesas contribuyeron con 1.28% para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Nayarit, un porcentaje que ocasionalmente no alcanza, por ejemplo, una actividad tan preponderante en la entidad como la agricultura.
Aunque en 2024 las remesas captadas en Nayarit sufrieron una reducción del 2% en relación con un año antes, la derrama fue de 857.7 millones de dólares, unos 16 mil 794 millones de pesos, de acuerdo con el tipo de cambio actual.
Eso presupone, que durante 2024, diariamente en promedio, fueron enviados a la entidad 45 millones 885 mil pesos.
Lamentablemente, la tendencia a la baja de las remesas se mantiene en Nayarit durante el primer trimestre de 2025. Y es que el Banco de México informó que durante los primeros tres meses de este año, a la entidad se enviaron remesas por 184.7 millones de dólares, en tanto que en igual periodo de 2024 se recibieron 191.3 millones de dólares.
Por lo pronto la repatriación de paisanos, particularmente nayaritas, se encuentra en un nivel inferior a lo reportado en 2024, por lo que no parece ser la causa de la merma en la llegada de remesas a la entidad.
En los primeros tres meses de este año, 396 nayaritas fueron deportados desde los Estados Unidos, pero en igual lapso de 2024 se registraron 588 deportaciones de migrantes nacidos en Nayarit, lo que se traduce en una reducción del 32.6%.
A la luz de esos números la deportación aún no adquiere la dimensión de “masiva”, como amenazo el presidente estadounidense. Pese a este escenario, está latente la posibilidad de una expulsión masiva de connacionales, con la consiguiente reducción de remesas.
El impacto en la economía del país y de la entidad alteraría la calidad de vida de las familias que las reciben, y cuyo destino es casi siempre la compra de bienes y servicios. Pero se debilitaría el consumo interno, ya que se estima que en Nayarit, uno de cada cuatro hogares recibe remesas, según el INEGI.
Por otra parte, las políticas migratorias de Donald Trump no parecen inhibir la intención de los nayaritas de internarse legal o ilegalmente a los Estados Unidos: las proyecciones del Consejo Nacional de Población, que suelen ser muy precisas, estiman que al finalizar el presente año, 5,568 nayaritas migrarán a otro país, principalmente a la Unión Americana.
Pero todo tiene un costo, a veces fatal: desde 2010 y hasta 2024, han sido trasladados a Nayarit los restos de 1,264 nayaritas que fallecieron en los Estados Unidos, independientemente de su condición legal y migratoria. Pero desde 2019 y hasta a finales de 2024, once nayaritas perdieron la vida en su intento de cruce indocumentado a Estados Unidos.
La posibilidad de que impacte a Nayarit el tema de lasdeportaciones, con los daños colaterales que implica, allí está viva. Se impone el diseño de políticas públicas encaminadas a revertir las probables afectaciones, sobre todo económicas, que de ello deriven.