Judith Chávez
Cuando profundizas en tus finanzas personales, es decir, al análisis de tu comportamiento de generación, gasto, ahorro e inversión, te queda más que claro que: el dinero tiende un puente directo con tus emociones, que es importante mirar a largo plazo (aunque la vida sea hoy) y que la moneda más valiosa que debes poseer es la del hábito del ahorro y por supuesto, nunca perder de vista que multiplicar tus bienes es un desafío que se trabaja en lo cotidiano.
Generar riqueza, el salir de una crisis financiera, pero, sobre todo, lograr la autosuficiencia económica, es una misión fundamental de todo individuo, sin embargo, no todos estamos preparados por eso, andamos dando tumbos, llenando nuestra cartera de recibos de compras poco inteligentes utilizando la generosa tarjeta de crédito.
Sin duda, todos hemos pasado momentos turbulentos con nuestras finanzas, vamos sin rumbo, tapando un hueco y abriendo otro para cubrir una deuda, con la convicción de que encontramos la solución perfecta para salir de la zona turbulenta, cuando en realidad, es una decisión precipitada que lo único que consigue es complicar la situación económica. No vemos que la solución más sencilla y difícil, a la vez, es activar la austeridad en nuestro gasto y despertar nuestra creatividad.
Poco tiene que ver si tus ingresos son muchos o pocos, de cualquier forma, tu bienestar financiero dependerá del manejo que hagas del dinero que generes. Si te falta disciplina, tu dinero no te rendirá, por más dinero que llegue a tus bolsillos y, es altamente probable que tengas deudas al tope y así, no habrá dinero que rinda ni que luzca.
Si no controlas tus impulsos, será difícil para ti ahorrar. Ahorrar no está para nada, relacionado con la cantidad de dinero que recibas. Ahorrar es un hecho, es la intención, es el hábito, es la planeación y lo que hay detrás del bienestar económico de todos los que han alcanzado su plenitud financiera. Seguramente en algún momento te dijiste: “cuando gane más comienzo un ahorro”, pero llegó ese gran día y te olvidaste del tema y te dejaste llevar por el placer que genera gastar. (si lo sabré yo). Ahora, hay también quien trabaja solo para ahorrar, pasan la vida acumulando dinero sin disfrutar de él, su obsesión por ahorrar, es tal que sufren el mal de todo avaro: sufrir cuando no tienen dinero y cuando lo tienen, sufrir más por el temor a perderlo.
Por eso afirmo que, para llevar nuestro dinero a buen puerto (¡a nuestro puerto!) Se requieren tres cosas: inteligencia emocional, educación financiera y metas financieras perfectamente definidas. Las tres, perfectamente equilibrada.