Judith Chávez
¿Quién no ha sufrido una crisis económica a lo largo de su vida?
Estos acontecimientos poco agradables e incluso angustiantes nos permiten desarrollar una fortaleza que nos dotan de las armas emocionales, espirituales y físicas para seguir adelante ante los momentos críticos. Y es justo esa fortaleza la que nos ayuda a perseverar en los momentos complicados y forma nuestro carácter para sobreponernos a las dificultades. Por ello, el fracaso forma parte de la inteligencia emocional que desarrollamos conforme vamos adquiriendo experiencia y madurando como personas.
Basta con que reflexiones tus respuestas a dos preguntas: ¿Cómo enfrentas los problemas?, ¿Tu enfoque está en las oportunidades o en las dificultades?
En realidad, la gente que ha logrado ganar mucho dinero o ha tenido éxito en algún ámbito de la vida, entre otras cosas más:
Ha intentado mucho
Se ha equivocado mucho
Ha aprendido de sus errores sin justificarse y sin culpar a nadie
Se ha reincorporado muchas veces
Las personas que han triunfado en la vida son más grandes que sus problemas; y quienes se quedaron en el camino fue porque hicieron cualquier cosa para evitar problemas y, ante el primer contratiempo, se desmoronaron. ¿Te das cuenta de la diferencia?: los triunfadores se orientan a las soluciones, y los perdedores lo hacen hacia los problemas.
Esta frase es incuestionable: Tu mundo exterior es el reflejo de tu mundo interior; para algunos, perder en un negocio o en una inversión puede resultar una tragedia, para otros, solo será parte del proceso; esto dependerá de lo que viva en su interior, no lo que sucede en el exterior.
PERMITIDO EQUIVOCARSE.
En la escuela nos enseñan que equivocarse es malo, los errores son tachados; si te equivocas en una respuesta de tu examen, repruebas. En realidad, cuando una persona se atreve a vencer el miedo a equivocarse, logra tener mayores posibilidades de éxito.
“Haz aquello que temes y la muerte del temor es segura”.
Date cuenta que casi siempre el peor enemigo de tus fianzas eres tú. Tú con tu pensamiento y decisiones fundadas en el miedo, en gastar sin planeación, en no ahorrar por creencias que has alimentado a lo largo de los años. Todo ello repercute directamente en tus finanzas y en tu vida. En realidad, logramos resiliencia financiera cuando aprendamos a relacionarnos mejor con nuestros fracasos y errores, es decir, verlos de manera natural y no les damos el poder de hundirnos.
Mientras culpes y te quejes nada cambiará, sin embargo, cuando asumas al cien por ciento la responsabilidad de tus resultados, comenzarás a encontrar extraordinarias lecciones de tus fracasos. Una manera fácil de identificar tu falta de aprendizaje de tus errores es decir siempre: no fue mi culpa.
Las personas que no han aprendido de sus errores, adquieren actitudes limitantes y se colocan en un modo de perdedores y, por lo general lo que hacen es, justificarse, culpar, quejarse, caen en la negación y renuncian a cualquier cosa que les represente un esfuerzo lo que por supuesto ocasiona que nunca alcancen el éxito en sus finanzas personales.
Como dijo Winston Churchill: “El éxito es la capacidad de ir de un fracaso a otro sin perder el entusiasmo”. O como digo yo: Flojitos y cooperando.