Nayarit: el tridente de El Diablo
El caso de Coppel formaba parte de las decenas de expedientes documentados sobre desapariciones forzadas integrados por la Comisión de la Verdad.
Daniel Lizárraga
En 2016, Juan Miguel Coopel, un vendedor de automóviles usados, dejó el penal de Tepic, Nayarit, tras haber pasado ahí tres años por un secuestro en el que nunca participó. El precio que pagó por haber vendido sin darse cuenta una camioneta a un joven cabecilla de una banda de plagiarios fue tremendo. Al principio, la policía lo involucró porque las placas estaban a su nombre, pero cuando la historia fue esclarecida por los propios delincuentes, nada cambió: los custodios y algunos policías lo seguían torturando para que les diera dinero y las escrituras de su casa.
Cuando finalmente consiguió dejar atrás la cárcel gracias a un juicio de amparo, presentó una denuncia contra el exfiscal Edgar Veytia y el exjefe de la policía local Roberto Quiñonez –entre otros– por torturas y extorsión. Ellos mandaban dentro del penal.
El caso de Coppel formaba parte de las decenas de expedientes documentados sobre desapariciones forzadas integrados por la Comisión de la Verdad. Se calcula que puede haber alrededor de mil personas afectadas o desaparecidas en Nayarit.
El pasado 14 de abril de este 2021, Coppel murió dentro de la misma prisión. Una espiral de terror lo llevó de regreso al mismo sitio donde pasó las peores horas de su vida, a esos días atroces cuando lo desnudaban para golpearlo con macanas y lanzarle chorros de agua a presión. Luego, empapado, lo obligaban a pararse sobre cables de luz.
Coopel fue remitido por segunda ocasión a la cárcel tras una denuncia presentada por una mujer –de la que públicamente se desconoce su nombre–, quien lo acusaba de extorsiones –entre otros delitos– para quitarle una casa. La denuncia fue tramitada por abogados que se presentaban como litigantes privados, pero que realidad trabajan para la actual fiscalía estatal. Un montaje. Un teatro barato para darle una lección.
Según las autoridades locales, Coppel murió de un ataque cardiaco y no había rastros de violencia en su cuerpo. Sin embargo, anunciaron que abrirán una investigación en la que integrarían los resultados de la autopsia. Hasta la mañana, el 20 de abril del 2021, no se conoce qué observó el médico forense.
Coopel era un testigo importante. Durante su primer encarcelamiento observó cómo los custodios y el director del penal Rafael Gamboa bailaban al ritmo marcado por Veitya. El exfiscal entraba de madrugada para sacar a reclusos que jamás regresaban y enviaba a sus policías a torturar cuando quería fabricar culpables o aparentar muertes en las calles por supuestos ajustes de cuentas. Los asesinatos corrían de su cuenta.
Edgar Veitya ‘el Diablo’ está detenido en Estados Unidos por narcotráfico condenado –por el momento– a 20 años de prisión, pero su infierno sigue en Nayarit.
Original en: Querétaro AM