Por Adolfo Sánchez
La primera vez que experimenté teatro dirigido a niños que dejó una impresión en mí fue con la magnífica obra “Malas palabras” de Perla Szuchmacher, durante los Coloquios de Teatro en Nayarit, alrededor de 2005 o 2006, aunque el montaje ya tenía varios años en escena.
Me fascinó la idea de que el teatro posee el potencial para contar historias infantiles aparentemente superficiales, pero con la sutil profundidad de “El aplastamiento de las gotas” de Cortázar. La semana pasada, el Festival Amado Nervo presentó varios montajes dedicados a los más pequeños, y en este texto, les hablaré de uno en particular.
Tianguis Teatro, un grupo independiente originario de esta tierra y fundado en 2010, siempre ha buscado destacarse con discursos escénicos que exploran espacios poco convencionales, como bares, cafés o cantinas. Obras como “El divorcio en 3 tiempos” de Tomás Pérez y “Los habladores” de David Olguín, con más de 150 representaciones entre ambas (un logro notable para un grupo independiente), cautivaron tanto al espectador ocasional como al cliente frecuente.
Fundado por la actriz y directora novata en ese entonces, Olgamar Orozco, el grupo contó siempre con el impulso de su inseparable amiga, la actriz Noelia Pérez. En 2019, Noelia comenzó a trabajar como dramaturga en el montaje “Duelo”, una adaptación de los textos de Amado Nervo, con elementos como música contemporánea, asesoría coreográfica de la maestra Olly Lugo, y, por supuesto, la dirección de Olgamar.

Foto: Especial CTXTMx
Este montaje, con una gran carga emotiva, difícilmente se repetirá debido a la complejidad de su producción.
Durante el primer año del encierro pandémico, surge una inquietud casi infantil en la dramaturga Noelia, quien comienza a escribir para niños. Un giro sorprendente en la rutina de la compañía.
Seis meses después, nace el primer borrador de “En el jardín”, un texto donde una araña de crochet, abrumada por los estímulos del jardín donde vive, tiene la misión de construir su telaraña, pero por diversas circunstancias, nunca puede concretar dicha acción. Iguanas, hormigas cantoras y bichos descorazonados, ilustrados por el artista Tony Rivera, son los personajes secundarios que interactúan con nuestra protagonista.
Con la música original de Francisco Willars, las actuaciones de Carlos Seefoó y Noelia Pérez (sí, también actúa en este montaje) y el diseño de iluminación de Alonso Apolinar, la obra se presentó el pasado 21 de noviembre y atrajo a cerca de 110 niñas y niños en un horario un tanto desafiante para un espectáculo de este tipo. La función fue posible gracias al interés de los directivos del Jardín de Niños Rosaura Zapata.
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“¡Se cayó por el pozo!” o “¡Ahí está, ahí!” o incluso “No estés triste, yo te ayudo”, gritaba emocionado el público al presenciar el colorido universo creado por estas talentosas actrices, dispuestos también a ayudar a la pobre pequeña araña.
Me encantaría contarles más, pero en términos teatrales, sería como “vender la trama”. Mejor aún, quite el iPad a su hijo, llévelo al teatro o al concierto; productos culturales como este abundan en este breve terruño, similar al edén del cual la pequeña araña nunca se apartó.
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