Karina Cancino
La Plaza de Armas de Tepic, principal punto de confluencia cultural de la ciudad, tiene a su alrededor edificios construidos desde el siglo XVI y bajo sus entrañas se encuentran vestigios de culturas prehispánicas que habitaron hace más de dos mil años.
Este sitio es el emblema de la ciudad, que ocupa el lugar número 50 en el país por su importancia en la historia nacional; alberga edificios más antiguos del siglo XVI y fue una de las primeras plazas que se trazaron en el México moderno.
En nuestros días, es el sitio donde diariamente conviven comercial y culturalmente, las etnias de la entidad, wixaritaris, náyeris, tepehuanos, mexicaneros y mestizos.
Las personas llegan a este lugar para tener un día de paseo y hallar espectáculos al aire libre, para descansar, vender productos o al contrario, para realizar compras.
Según el arqueólogo Francisco Javier Samaniega Altamirano precisó que el asentamiento donde se encuentra la plaza principal, tiene una antigüedad de más de dos mil años.
“Y la evidencia es que cada vez que se hacen trabajos en la plaza, aparece material prehispánico que corresponde a los periodos preclásico y clásico; haciendo suponer que en realidad se trata de una plaza prehispánica”.
Afirmó que nunca se han hecho excavaciones arqueológicas formales, pero que cuando se realizan obras de carácter urbano, se han encontrado fragmentos de cerámica prehispánica, además de vestigios virreinales, ambos de distintos periodos.
Samaniega Altamirano, quien colaboró con el Instituto de Antropología e Historia (INAH) Nayarit, afirmó que es posible investigar a fondo estas reliquias.
“Pero la plaza ha tenido tantas modificaciones, que sería un verdadero golpe de suerte identificar qué sección de la plaza no ha sido intervenida para localizar un depósito intacto”, estableció.
La plaza de armas es el centro cultural, político y económico más importante del estado, a pesar de que el palacio de gobierno no se localiza en sus inmediaciones; pero la sede del ayuntamiento y la diócesis de Tepic denotan el poderío que tiene este lugar, indicó el experto.
“La actual importancia es que la vida del estado sigue girando en torno a esta plaza, aquí se encuentra el palacio municipal, desde donde se gobierna a casi la mitad de la población de todo el estado, es la sede de la diócesis de Tepic, que abarca a la costa norte de Jalisco, incluye Puerto Vallarta, y el santuario de Talpa”, sostuvo.
Respecto a la historia, indicó que la plaza principal se fundó junto con la ciudad el 18 de noviembre de 1531, ordenada por el conquistador Nuño de Guzmán, aunque anteriormente era punto principal de asentamientos del pueblo amerindio de Tepic.
Estas culturas tenían marcado el sitio conforme la ubicación de los cerros de La Cruz, El Guayabo, y el Sangangüey, que representaban los rumbos norte, sur y oeste, que es una característica espacial de los pueblos amerindios.
Justamente en 1531, cuando Nuño de Guzmán funda la ciudad, manda a erigir en la plaza, el templo de Santa María La Mayor, en orientación hacia el cerro del Guayabo, en concordancia donde se localiza un santuario prehispánico, de petrograbados.
El arqueólogo mencionó que a partir de 1540, cuando Tepic pierde la capitalidad de la Nueva Galicia, ocurre un cambio en la traza del centro de la ciudad, y se da cuando el soldado Cristóbal de Pedraza, propone el cambio de ubicación al rumbo oriente, del templo de Santa maría, en razón de la lógica católica.
De esa manera es como se edifica el antecedente de lo que hoy es la catedral de la Asunción de Tepic, y que permanece como el actual sagrario.
El 26 de julio de 1532, cuenta el especialista, fue trazada con cordel, ésta plaza y se otorgaron las fincas que la rodeaban a los principales lugartenientes del conquistador Nuño de Guzmán, y gradualmente se instalaron algunas de las principales familias de la ciudad.
Entre ellas, familia del poeta español Gutierre de Cetina, del escritor Miguel de Cervantes Saavedra; y de los conquistadores Cristóbal de Oñate y Nuño de Guzmán.
La plaza de armas ha sido el centro del comercio de la localidad y de los tianguis de la población, desde el siglo XVI, pero es en la segunda mitad del siglo XVIII cuando se trazan los portales que la rodean, y reciben los nombres de las familias que los tienen en propiedad.
Actualmente los portales son conocidos con los apellidos de aquellas familias, el Portal de García, el Portal de Menchaca, Portal Bola de Oro, el Portal de Unamuno, el Portal de la Cárcel, el Portal de Retes, el Portal de Vázquez, todos cumplen hasta la fecha, la función de sitio para mercaderías.
Uno de los más importantes, es el Portal Bola de Oro, que en la segunda mitad del siglo XVIII, alrededor de 1768, albergó al primer hotel del noroeste mexicano, y fue uno de los primeros del país; y en el Portal Retes, se instaló el primer elevador de Nayarit.
Otro de los portales importantes, es el de Unamuno, donde pasada la guerra de independencia, llega a vivir en él, Miguel de Unamuno, padre de escritor del mismo nombre.
En las inmediaciones de la plaza permanece lo que fue el Hospital de Indios de San Lázaro, que en la segunda mitad del siglo XX fue remodelado por el arquitecto Luis Barragán, y se convirtió en el hotel Sierra de Álica.
En el siglo XIX, según Samaniega Altamirano, se trazó el jardín y un kiosco, además de esculturas que representaban las cuatro estaciones del año, que finalmente se reubicaron a la alameda.
Fue a inicios del siglo XX cuando al paisaje se adicionó la Columna de la Pacificación, que se edificó en 1874, por órdenes del presidente de la república Sebastián Lerdo de Tejada, para conmemorar el triunfo del ejército federal sobre la rebelión lozadeña.
Alrededor de 1952 se destruyó el kiosco y los jardines, pero se instaló la actual fuente de delfines y la pérgola de estilo eclético del siglo XX, y una segunda fuente, la Fuente de las Ranas.
Por último, mencionó que este centro de la ciudad, fue la sede de expediciones españolas hacia los territorios que propiciaron la conformación de México; también de exploraciones a territorios amerindios de Estados Unidos, y Canadá.