Karina Cancino / Fotos: Mariluz Galindo
Tepic.- Una veintena de personas de origen colombiano, radicadas en Nayarit, se dieron cita en la plaza Bicentenario para manifestarse en solidaridad con su pueblo, que padece represión y uso excesivo de la fuerza pública, a raíz de declarar desacuerdos con su gobierno nacional.
Desde el pasado 28 de abril, en Colombia, su ciudadanía inició un paro nacional para protestar por la política tributaria que pretendía implantar el presidente Iván Duque, en medio de una crisis económica alentada por la Covid-19; gravando con el 19% alimentos básicos como la leche, chocolate y café.
Además de que permanecen latentes reformas como la de salud, que consideran aplicar impuestos a servicios prioritarios, con lo que el descontento -aunado a ejecuciones y otros hechos violentos- provocaron que las personas salieran a la calle y fueran atacadas por sus exigencias.
Maryluz, viste de amarillo pero completa el color de su bandera con el azul del cielo y su rojo cabello, le acompañan más exiliados en Tepic: aquella viajó por amor, los otros para mejorar sus condiciones de vida; esta es maestra, aquel es carnicero; aquellos se conocieron por internet, y aquí se quedaron.
Se acomodó el micrófono para dar el testimonio, jaló aliento y miró en la nostalgia de su Bogotá, para explicar su manifestación bajo la columna en honor al Reformista mexicano, Benito Juárez.
“Hay algo que hoy nos mueve, todos aquí tenemos en el corazón a personas que tienen miedo, que estan hartas. El clima en mi país es de hartazgo generalizado; en medio de la pandemia la gente se moviliza por uno u otro motivo, razones no nos faltan dice mi hermano, y ahora nos faltan 25 o 30 jovenes más cada noche. Nos estan matando. Están torturando gente en el portal de las Américas, cerca de mi casa, en las noches se escucha como si estuviéramos en guerra, me dice mi hermano”, cuenta Maryluz Galindo.
Dijo que su familia sigue saliendo a marchar a pesar de los desmanes -hay más de 70 periodistas agredidos por contar este episodio que dice el gobierno colombiano, se trata de un pasaje mal contado por la prensa contraria a su administración-.
“Pero hay que salir a marchar, nuestras familias han salido cada día temprano para poder regresar antes de que empiece el desmadre”, cuenta con su acento cantado.
Las demás personas sostienen pancartas, banderas, los hijos, las hijas; agarran el corazón y el cordón umbilical en medio de la distancia y se reconocen así, los veinte, una nación en otra.
“Emigrar no es lo difícil. Lo difícil es saber que el país donde naciste se está cayendo a pedazos #Colombia. El pueblo colombiano ya no tiene miedo. Orgullosos de la indignación de nuestro pueblo” y otras oraciones en banderas dibujadas con papel, fueron los mantos que levantaron estas personas, exigiendo justicia.